Un paso enorme para el inmigrante
Introducción
Hay múltiples razones por las cuales tomamos la iniciativa de adquirir un negocio. Entre ellas podemos mencionar dejar el mundo corporativo para iniciarnos como empresarios, o ser nuestro propio jefe; maximizar el aprovechamiento propio de nuestras capacidades o habilidades; proveer un mejor nivel de vida a nuestra familia; o como sustento para una aplicación de Visa para establecernos en este país. En todas ellas, debemos mantener como guía fundamental, el aumentar la rentabilidad de nuestro dinero, que hemos ganado con mucho esfuerzo.
Comprar un negocio es un proceso que puede ser simple o complejo, dependiendo como lo asumamos. Este proceso nos lleva a lo que quizás sea, para muchos, la mayor transacción comercial de nuestras vidas. Hacer la compra en un país con el que no estamos familiarizados aumenta, por supuesto, complejidad al asunto. Esta es una situación muy común entre los inmigrantes hispanos que venimos a establecernos en los Estados Unidos, y una en la que, con más frecuencia de lo debido, salimos con resultados cercanos a lo catastrófico.
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En mi experiencia como consultor de negocios, me encuentro una y otra vez con historias similares. Inversionistas que de buena fe confiaron en quien les ofreció un negocio fabuloso, o confiaron en sus propias experiencias para evaluar y valorar la oportunidad que se les presentaron, solo para descubrir luego de comenzar a operar el negocio adquirido, que las cosas no eran como se las pintaron. ¿Consecuencias? Disminución de nuestro patrimonio personal, y con frecuencia, la pérdida total del mismo. Cuando el negocio no produce lo que esperábamos, enfrentamos dificultades para sustentar a nuestra familia, y nos encontramos con algo muy distinto al cambio positivo que buscábamos en nuestras vidas.
No todas las dificultades vienen de adquirir un mal negocio. Algunas veces vienen de comprar el negocio, aunque “bueno”, equivocado. Un negocio rentable, con un desempeño comercial pasado comprobadamente estable, puede exigir del propietario habilidades, inclinaciones, o un estilo de vida que el comprador no le puede dar. En estos casos el negocio comienza a sufrir y puede llegar al cierre por quiebra, o hay que llevarlo a venta, en condiciones desmejoradas, lo cual se traduce en perdida de patrimonio.
En una serie de publicaciones, vamos a ir tratando estos temas, buscando guiar al inversionista que desea adquirir un negocio en los EE.UU., para reducir su exposición al riesgo y aumentar sus posibilidades de éxito en tan importante iniciativa.